miércoles, 11 de julio de 2007

Fragmento de articulo sacado de:

VIDA Y CIRCULACIÓN DE LOS BIENES INALIENABLES
- LUNA RUIZ, JUAN -



Una de las deidades más abundantes en el museo de Yahualica, y en el panteón sagrado Huasteco, es la diosa, Tlazolteotl, al parecer diosa originaria de esta región. También era llamada Teteoinnan, Toci, Ixcuina o K’olenib para los teenek (huastecos) y, según la mitología, tenía cuatro hermanas o encarnaciones, llamadas Ixcuiname: Tiacapan, Teicu, Tlaco y Xucotzin, todas consagradas a la carnalidad, si obedecemos a los datos de Sahagún.6 Para los evangelizadores, la traducción de esta deidad sería "la comedora de basura o inmundicia", debido al prefijo tlazol, que hace alusión a las sobras de una cosecha y a los ritos sexuales que les parecían vergonzosos. Sin embargo, el tlazol era desde entonces y actualmente, en efecto, las hojas del maíz y la mazorca que se dejaban al final de la cosecha con el fin de abonar la milpa para el próximo periodo de siembra. En las comunidades nahuas de la Huasteca aún es celebrado un ritual de fertilidad en los meses previos a la siembra, en el cual el tlazol es "limpiado" de impurezas con el humo del copal, se le ofrendan rezos, aguardiente y tamales para finalmente, esparcirlo por el terreno y regarlo con agua de los manantiales de un cerro que se encuentra en el municipio veracruzano de Chicontepec, llamado Poztectitla.
La importancia de Tlazolteotl o Ixcuina era su pertenencia a un sistema de deidades agrícolas, especializadas en la fertilización de la tierra en la Sierra Madre Oriental. No es extraño que conviviera con cultos llamados "sexuales", como el referido al rito del falo de Yahualica, cuyo único propósito era el de dotar de capacidad procreadora a las desposadas. Otro culto sagrado perteneciente a este sistema era el tributado a Xipe, dios de la vegetación, en cuya fiesta del Tlacaxipehualiztli era desollado un hombre para simbolizar el cambio estacional del manto terrestre. Jacques Soustelle7 dice que el culto de la diosa pertenece a una civilización muy antigua, que englobaba todo el Nonoualco, la civilización olmeca y se habría perpetuado entre los otomíes de la sierra oriental de Hidalgo y los totonacas, con manifestaciones tales como la danza de los "voladores", durante la cual se sacrificaba un cautivo por flechamiento para que su sangre derramada fecundara la tierra. La fiesta en honor de Tlazolteotl era llamada Ochpanixtli, en donde una mujer era sacrificada en medio de un gran silencio. En esta ocasión aparecían los penitentes que ayunaban cuatro días, al cabo de los cuales se horadaban la lengua y el prepucio con espinas, cuya sangre fecundaría la tierra. Asimismo, ofrendaban con imágenes de papel a las efigies de piedra de Toci, bailando y quemando copal8
Nota bene: esta diosa estaba representada en el Códice Borbónico con la frente cubierta con una banda de algodón, en la que se fijaban dos husos, es decir, como una diosa del tejido. Además, era patrona de los curanderos y los brujos (tepahtiquetl y los tlachixquetl, como se les llama en la Huasteca hidalguense).
Y para finalizar con la época prehispánica, Sahagún dice que, en la segunda fiesta movible del calendario y en honor del Sol, hacían fiesta todos los pintores y las labranderas. "Ayunaban cuarenta días, otros veinte, por alcanzar ventura para pintar bien y para texer bien labores. Ofrecía a este propósito codornices y encienso (sic), y hacían otras cerimonias, los hombres al dios Chicomexóchitl y las mujeres a la diosa Xochiquetzal "9. Por otra parte, el Sol y la Luna fueron objeto de culto entre los huastecos (que poco antes de la Colonia y durante su transcurso sufrieron una aculturación nahuatizadora en territorio hidalguense), y en la pasada centuria se les tenía como uno de los principales.

Notas al pie de página

6.- SAHAGÚN, Bernardino. Historia general de las cosas de la Nueva España.
7.-SOUSTELLE, Jacques. La familia otomí–pame del México central. México1993.
8.- SAHAGÚN, Bernardino Op cit (cita 6)
9.- Ibid.

Por último

La religión se manifiesta en un conjunto de elementos sincréticos entre el catolicismo y las raíces indígenas, donde aún se conserva cierta adoración hacia el sol y la luna, interpretados como elementos masculino y femenino. (México desconocido)

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